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Para liderar necesitas construir una organización o un equipo para conducirlos al logro. Por eso tu trabajo se centra en crear y gestionar equipos: atraer personas, sintonizarlas, motivarlas, enfocarlas, delegar, coordinarlas, ayudarlas a crecer, velar por su futuro… Para ello necesitarás armar un equipo equilibrado con capacidades de creación, conocimientos, evaluación, impulso, acción, laboriosidad, cohesión, conexión, coordinación.
Para cultivar tu liderazgo necesitas permanecer atento a una serie de enfermedades que se instalan en tu cuerpo y mente. Si te mueve el resentimiento, el miedo, la arrogancia o la resignación tus pies son de arena.
Las rupturas que generan nuevos espacios para tu liderazgo y abren a un cambio global de paradigma.
La cuestión es: ¿Cuáles son esas rupturas para poder posicionarme? ¿Cómo puedo convertir una crisis en una oportunidad? ¿Cuáles son los campos donde puedo desarrollar mi liderazgo?
Cuando se pide a un líder o a un experto en el tema que realice una definición breve del liderazgo, existe la sensación de que la definición siempre es incompleta y que se está aludiendo a unas facetas, ámbitos o rasgos del liderazgo, mientras que otras igual de importantes para quien escucha, quedan sin abordar.
