De mis trabajos y estancias en Italia hace ya más 20 años aprendí una expresión “traduttore traditore” (traductor traidor), la utilizábamos para hacer notar la desconfianza al trabajo de la persona encargada de dar fe en los acuerdos y redactar los informes, un trabajo con una importancia crucial.
En ese momento comenzaba a realizar mi inmersión en la filosofía del lenguaje. Y la verdad, no di mucha relevancia al significado que se escondía detrás de esa expresión, hoy soy capaz de ver con toda claridad la enorme capacidad de influencia de la figura del relator en sus múltiples facetas (fedatario, creador de relatos), y en consecuencia las suspicacias que desata.