Pero realmente no lo eres, en realidad eres preso de las creencias donde naciste. Tú no eliges quien eres, realmente cuando llegas al mundo, sin pedirte permiso, te adscriben a una religión y un ideario (historias del pasado, la patria, el más allá…). Luego, desde la etiqueta que te tocó en suerte (budista, cristiano, musulmán, liberal, comunista…), puedes contarte a ti mismo el cuento de que eres libre y manejas el control de tu vida: ¡Qué iluso!
Y así puedes vivir toda la vida y morir pensando que la elección fue tuya. También puedes ver el engaño y cortar por lo sano con lo que te vino impuesto sin tu consentimiento.
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