La necesidad de un nuevo liderazgo basado en la confianza que nace de hacer promesas y cumplirlas, como remedio para parar hemorragia que destruye nuestra sociedad.
No debe ruborizarnos el reconocer que nuestra sociedad muestra graves síntomas como el miedo, la envidia, la avaricia, la deslealtad, la resignación o la arrogancia. Y que todos ellos remiten a una dolencia colectiva que nos destruye como comunidad: el incumplimiento de las promesas que nos hacemos.