Claro que necesitas formarte, desarrollar tu vida profesional, y emprender; pero desde otra mirada y con otro propósito diferente del que te están vendiendo los servicios públicos de unas administraciones que viven en el paradigma del siglo XIX. Vaya tropa ¡Qué desastre!
Hace poco me propusieron realizar la conferencia de apertura de una serie de eventos en materia de empleo y empleabilidad. Decliné amablemente, previniendo de que mi visión era muy distinta a la oficial. Ante la insistencia acepté, advirtiendo que se prepararan para escuchar cosas que pueden no gustar demasiado.
Cuando hablamos de formación, empleo y emprendimiento nos hemos acostumbrado a escuchar un discurso que nadie en su sano juicio se cree: busca un empleo (que no hay), fórmate (en algo que no te sirve), emprende y crea una empresa (sin que tengas ni idea de cómo hacerlo).
Cuando accedí a la petición pensé en cómo me dirigiría a los auditorios, mayoritariamente compuestos por personas desempleadas, responsables políticos y técnicos en la materia ¿Lo haría en mi condición de empresario? ¿Emprendedor? ¿Consultor? ¿Entrenador? ¿Mentor? ¿Formador? ¿Trabajador? ¿Ex-desempleado? ¿Técnico de empleo? … Pensé que desde cualquiera de esos roles mi credibilidad podría ser tan baja como la de cualquier predicador en estas materias. Por fin, acepté el reto más difícil, elegí el rol de padre, es decir lo que aconsejo a mis hijas de 16 y 19 años en estos temas, porque es aquí donde hay que tener unas convicciones muy profundas. Cuando uno osa influir sobre el futuro de sus seres más queridos no puede hacerlo desde opiniones o creencias, tiene que apelar a sus convicciones profundas o cerrar la boca. Solo así se puede mirar a los ojos de las personas y tocar su corazón.
Y bien, lo que yo digo a mis hijas, es justo lo que te digo a ti:
- No busques un empleo que no hay tal y como te están apremiando.
- No te formes en lo que te ofrecen, como te lo ofrecen y con el propósito que te lo ofrecen.
- No emprendas ni crees una empresa de la forma que te están diciendo.
El diseño de todos estos servicios es defectuoso desde sus cimientos y obsoleto (pensados para una realidad social, económica y laboral del siglo XX). Si sigues su predicado, solo estarás comprometiendo tu futuro. Y esto no quiere decir que no estudies, inventes tu futuro profesional y empleo, o emprendas. Claro que tienes que hacerlo, pero si transitas los itinerarios de formación, orientación y empleo oficiales, lo más seguro es que acabes en un callejón sin salida.
Vida laboral llena de cambios.
A mis 52 años (y yo no soy un caso especial) he sido trabajador del campo, trabajador de la construcción, desempleado, formador, agente de desarrollo, gerente de una organización, funcionario, cargo en una administración, empresario, consultor organizacional (los últimos 13 años)… Lo que estudié por los cauces académicos es intrascendente, poco valor aporta a este testimonio (la carrera que estudié, los estudios y sus certificaciones, y el resto de formación antigua que poseo es irrelevante en mi vida, ni lo nombro).
Para poder hacer lo que hago en los últimos 13 años dentro de mi equipo (entrenamiento en liderazgo y emprendimiento, consultoría para gobiernos y organizaciones, programas innovadores para el sistema educativo, planeación estratégica, herramientas tecnológicas…); me lleva una dedicación diaria (fuera del trabajo) de 5 horas de aprendizaje transformador no académico (conectarme con mis maestros, escuchar el mundo y sus tendencias, construir modelos para ensayarlos en la práctica empresarial, meditación, autoaprendizaje…). Pienso trabajar en torno a la misión que me he encomendado hasta el último día de mi vida, aunque tengo la emoción irrefrenable de vivir experiencias y contextos laborales nuevos, formar equipos y trabajar con personas de otros países y continentes.
Esta es mi vida como trabajador en 2016. Alguien podría pensar en mi desazón ante un discurrir en incertidumbre, para mí es una pasión existencial, ahí está una de las claves del nuevo enfoque laboral: conectar tu vida con tu pasión y crecer permanentemente. ¿Qué es la vida sin incertidumbres y cambios? ¿Qué valor tiene una vida plana y predecible.
No me gusta airear mi vida, me ocupo más del futuro aunque nunca olvido de donde vengo, si recreo este pasaje es para ilustrar el mundo (ilusionante) que nos espera, a las personas que den el paso adelante y decidan transformarse. A mis hijas y su generación, y a las generaciones venideras, mi vida laboral les parecerá estancada y aburrida en comparación con las suyas, mucho más azarosas y movidas.
Pues bien, yo y millones de personas de edad cercana a la mía, ya vivimos en un auténtico carrusel laboral, somos knowmads, y solo constituimos la primera avanzadilla de una fuerza laboral nueva en torno a una nueva visión paradigmática de habitar el mundo. El cambio profundo está por llegar y es menester que no nos pille distraídos; pues el nuevo escenario puede ser un espacio de disfrute y realización para algunos que viven en el nuevo mundo o un infierno para los que están lastrados por el antiguo.
Nuestros gobernantes están atrapados en el paradigma del pasado.
Quienes nos gobiernan viven aferrados a los esquemas mentales del viejo paradigma (empleo, formación, emprendimiento…). Más preocupados por el mantenimiento del statu quo que por mejorar la vida de la gente y sus posibilidades de futuro. En consecuencia, elaboran políticas y marcos normativos para un tiempo pasado. Desde un pensamiento viejo están propiciando una aberración histórica, condenando a toda una generación a un fracaso seguro. Por eso te reitero que no mires el mundo desde sus ojos y no tomes lo que te ofrecen porque ha caducado.
Ya sé que ante esta disyuntiva necesitamos un esfuerzo titánico para reconducir nuestras vidas, y que todo este razonamiento nos obliga a buscar caminos alternativos a los servicios públicos de formación, orientación, asesoramiento… Pero es necesario salir de ellos porque solo, y salvo honrosas excepciones, debilitarán nuestro potencial de empleabilidad y emprendimiento hasta destruirlo. Por difícil que resulte construirnos un plan «B», es totalmente necesario.
Para comenzar con el plan B, tal y como trabajo con mis hijas, te propongo que entrenes 15 competencias que hemos organizado en un sistema de aprendizaje en torno a 6 Dominios y 9 Niveles de excelencia, que son la base para el éxito en cualquier ámbito laboral o profesional (para adaptarse a los cambios o provocarlos).
Y te digo esto porque es lo que digo y en lo que me esfuerzo por transmitir y entrenar a mis hijas todos los días. Para vender una pócima nueva, primero tiene que tomarla uno mismo, y lo más importante, estar dispuesto a dársela a las personas más queridas. Sólo desde esa posición responsable se puede aconsejar a otras personas (en muchos casos marcadas por la desesperación) a que la prueben; luego está la libertad de cada uno para actuar desde su albedrío.
Durante muchos años trabajé desde el plano técnico en la orientación laboral, programas de creación de empresa, apoyo al emprendimiento (también tuve un cargo político relacionado con la materia). Cuando entendí los esquemas del viejo paradigma en el que me movía y su obsolescencia, sufrí una pequeña crisis que me empujó a reinventarme; a desinstalar en mi cabeza los viejos esquemas de pensamiento y a instalar otros nuevos, a desaprender todo el conocimiento viejo, a empezar de cero, a reaprender, a recurrir a otros postulados filosóficos y de pensamiento, a abrirme a otras personas del mundo con una mirada diferente a la mía. Una tarea que me ocupa y ocupará por completo mis días, pues como ser soy limitado e inacabado. Todo un esfuerzo para escapar de un círculo vicioso del que es tremendamente difícil salir.
Mi hija mayor estudia en la universidad, yo le mostré una alternativa: que siguiera su pasión y diseñara su propio itinerario formativo para alcanzarla, fuera de unas carreras empaquetadas que no tienen pies ni cabeza. No lo logré, pero no desisto en el intento, respetando siempre su libertad por encima de todo.
Mi hija menor se ha mostrado más abierta, mi consejo es que salga del país cuanto antes para perseguir su sueño, que conozca a otras personas de otros lugares con las que formar equipo, que se declare ya independiente y responsable, que se asome a la amplitud del mundo desde la mirada de otras culturas, y que aprenda a medida que hace realidad su proyecto; porque en ese ecosistema se tendrá que desarrollar y vivir. Confieso que cuando hablo con ella de esto tengo que hacer un esfuerzo enorme para que no se me quiebre la voz porque en mi ADN cultural todavía hay inercias que tiran con fuerza desde el pasado. Pero no hay otra alternativa, tengo que actuar contra mis propios sentimientos.
Vivimos un momento en el que nuestras instituciones están realizando una defensa numantina de sus viejos postulados, pero la marcha de la historia es imparable, arrasará sus baluartes y defensas. La aberración histórica a la que nos tiene sometidos nuestro sistema educativo se desmorona, aunque en su intento de pervivencia aplastará en sus escombros a buena parte de una generación.
Vivimos un tiempo emocionante entre un paradigma declinante y otro que comienza a emerger, seremos testigos de una nueva época. Pero esa no es la cuestión ¿estamos dispuestos a ser actores y protagonistas en ella, a asumir nuestra responsabilidad histórica?
No hay tiempo que perder. Adelante!!!
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«Cuando hablamos de formación, empleo y emprendimiento nos hemos acostumbrado a escuchar un discurso que nadie en su sano juicio se cree: busca un empleo (que no hay), fórmate (en algo que no te sirve), emprende y crea una empresa (sin que tengas ni idea de cómo hacerlo).» en mis 53 años esta frase es parte de lo que he vivido. El plan B es el indicado, para sobrevivir hay que ser recursivo. Muchas gracias.
Guau!!. Gracias, gracias y gracias por poner en palabras a todo lo que siento , observo y percibo.
Muchas gracias a ti Adriana, sigamos creciendo y aprendiendo juntos. Adelante!!!
Buenas noches, yo estuve allí y es como comenta Juan Carlos. De todas maneras los responsables del evento no te dijeron nada, no se si no se atrevieron o no te comprendieron. Las personas que después iban a trabajar en esa cuestión yo creo que si apreciaron lo que intentabas trasnmitirles, pero me venía a la mente una imagen de la Primera Guerra Mundial en la que unos jovenes mal preparados y que se preguntaban que hacían en una trinchera tenían que salir de ella para atacar a otros jovenes también mal preparados y que se preguntaban porque tenían que defenderse.
Esto empieza a ser un sinsentido, como tú dices o cambiamos o nos vamos al precipicio. Yo por mi parte hare todo lo que pueda para cambiar.