Potestas versus Auctoritas. Todos aspiramos a tener autoridad en alguna faceta de nuestra vida, reconocemos que nos otorga capacidad de influir, sin embargo tomamos caminos equivocados y aplicamos recetas erróneas para adquirirla. ¿Cómo se logra la autoridad? Te propongo una mirada diferente y unas herramientas para cultivarla.
Autoridad es cuando la gente te escucha, te respeta y está dispuesta a seguirte, cuando tienes capacidad de influir en el curso de los acontecimientos en una comunidad. Obviamente, la autoridad es la piedra angular en la que se apoya el liderazgo, la dirección y la gerencia porque desde la autoridad se crean y cohesionan los equipos y las organizaciones, se atrae a seguidores y clientes, se construyen proyectos de futuro … Todos sabemos que la autoridad nos confiere influencia y potencial para movilizar y conducir a la gente a una misión, a un logro. La autoridad ganada posibilita que tu gente tenga fe en ti, que te extienda un cheque de confianza sin tener certeza. Parece muy divertido ¿no? Pero no es un juego, es un camino de esfuerzo, superación y compromiso, una gran responsabilidad porque las personas a las que quieres están confiándote su futuro.
Rictus serio, tono de voz grave, gesto grandilocuente, discurso enigmático, pronunciación impecable, traje impoluto … Y puede que des el pego durante un tiempo, y hasta llegues a impresionar a algún despistado, pero si buscas asentar tu influencia en estas externalidades, tu liderazgo será tan efímero como inconsistente.
Las épocas de cambio vienen acompañadas de una crisis de autoridad, las instituciones y organizaciones a las que habíamos otorgado nuestra confianza, comienzan a perderla. Aparecen grandes vacíos de autoridad y las comunidades esperan la llegada de personas confiables para otorgársela.
La influencia se refuerza cuando en una persona u organización se concentra el poder y la autoridad, pero cuando el binomio se rompe y sólo permanece el poder, pronto aparecerán las amenazas y el camino abonado para la conspiración y el cambio en el establishment.
Si miras a tu alrededor podrás observar una crisis de autoridad profunda en todos los órdenes de la vida (sociedad, educación, política, religión, familia…); la velocidad del cambio, la transformación de nuestros modos de vida, estructura económica y del trabajo; modifican nuestras estructuras organizativas y sus esquemas de funcionamiento, dirección y gerencia. Y todo esto produce una reconfiguración de las estructuras de autoridad (la influencia que otorgamos a las personas e instituciones se modifica). Cuando la autoridad flojea y surge la tentación de incrementarla reforzando los mecanismos coercitivos del poder, la cosa no funciona (más sanciones, más cárceles, más policías, más jueces…). La autoridad emana del alma de la gente no de las normas o las leyes, hace que la comunidad se mueva sin la apelación al miedo o al castigo. El poder se puede entregar o heredar, la autoridad no. Vivimos en un tiempo de poderes sin autoridad, sin referentes morales, y parece que nadie se entera. Las organizaciones que han perdido su autoridad, para ser viables sólo tienen el camino de la refundación, de lo contrario están condenadas al deterioro y la disolución. ¿Tragedia u oportunidad? Depende de cómo lo mires y del posicionamiento que quieras tomar.
En este contexto, todas las personas con alguna responsabilidad en las organizaciones están muy preocupadas por su autoridad, y tienden a pensar equivocadamente que se puede adquirir como quien se compra un traje, se hace un lifting, o aprende a redactar y pronunciar discursos.
La autoridad reside más en el carácter que en la imagen. Estoy de acuerdo con que un mediocre rodeado de parafernalia, efectos especiales y medios de comunicación puede alcanzar el poder. Pero por más que quiera ocultarlo, al final saldrá a relucir su autoridad.
¿Cómo observar la autoridad e identificarla?
Las personas que tienen autoridad son escuchadas cuando hablan, sus juicios son influyentes, producen adhesiones, generan acuerdos, son leales a las personas ausentes, su discurso es coherente con sus acciones (hacen lo que dicen), están comprometidas con tu vida, cuidan de ti, te guardan afecto, señalan tus errores en privado y te ponen en valor en público… Seguro que para ti, tu padre, madre, profesora… Son personas con autoridad, gente sin demasiada cosmética pero con mucho fondo ¿entonces por qué te empeñas en construir tu autoridad en las formas? Si quieres conseguir autoridad simplemente sigue su ejemplo. El discurso, los gestos, la pose … Te pueden ayudar, pero son atributos menores de la autoridad. Construir una autoridad sustentada sólo en las formas es un trabajo inútil
Para ganarte la autoridad de una persona debes responder afirmativamente a las preguntas que se está formulando sobre ti: ¿Tú me aprecias? ¿Yo soy importante para ti? ¿Tú estás dispuesta a ayudarme?
Los grados de la autoridad.
Si quieres desarrollar tu autoridad deberás entender que te enfrentas a un proceso de largo recorrido, una carrera de fondo, un aprendizaje y crecimiento a lo largo de la vida. Es importante que observes una serie de hitos.
La autoridad del cargo: es cierto que conseguir una posición (presidente, gerente, capataz, juez, padre…) te abre un espacio para la autoridad, pero si crees que con eso la has conseguido te equivocas.
La autoridad del compromiso: prometer y cumplir a rajatabla los compromisos como práctica vital.
La autoridad del logro: implica que puedes mostrar que tú ya has tenido éxito en lo que tu gente aspira a lograr, se basa en el trabajo duro.
La autoridad del crecimiento: es el compromiso para enseñar y entrenar a tu gente con el objetivo de que alcancen sus logros y metas (en la Antigua Roma, la autoridad estaba unida a la función tutelar del maestro, en Japón sólo los maestros no están obligados a inclinarse ante el emperador).
Yo cumplo lo que prometo, yo logré mis objetivos, yo me comprometo a ayudaros para que los alcancemos juntos. Si quieres crecer en autoridad desarrolla estos tres niveles. Si aspiras a un cargo, tu progresión por esta vía será imparable, aunque el cargo esté blindado quedará en los huesos del poder porque la autoridad será tuya y el poder podrás tomarlo cuando quieras, y si se resiste, pasarás al plan B de crear un contrapoder (nueva organización, sistema, statu quo…).
Entrenamiento y herramientas para desarrollar autoridad.
Para alcanzar la excelencia en los grados anteriores necesitas un duro entrenamiento en torno a los 6 Dominios y 9 Niveles de excelencia que desde Emprendedorex hemos desarrollado para ti.
6 Dominios:
- Aprender a escuchar lo que necesita tu gente, sus deseos, sus aflicciones, a ser sensible…
- Aprender a hacer declaraciones transformadoras que crean el espacio para que el futuro se abra paso.
- Aprender a afirmar y a emitir juicios fundados.
- Aprender a pedir y prometer, a cumplir a rajatabla
- .Aprender a hacer ofertas seductoras.
9 Niveles de excelencia:
- Aprender a crear dirección, a producir potentes visiones de futuro y alinearlas en función de las necesidades, preocupaciones y aspiraciones de tu gente, a definir una misión y trabajar para su materialización.
- Aprender a trabajar en equipo y gestionar las relaciones internas del mismo.
- Aprender relaciones externas, trabajando con otros equipos y creando nuevas relaciones con otros equipos y organizaciones para el logro de la misión.
- Aprender a realizar el trabajo con impecabilidad, a generar disciplina, calidad, productividad y buenas prácticas.
- Compromiso con el aprendizaje y la renovación permanente del equipo o la organización.
- Aprender a gestionar los estados de ánimos y emociones, los tuyos propios y los de tu gente.
- Aprender a planificar y evaluar, a trazar un camino y unos hitos verificables para el cumplimento de la misión.
Como puedes observar de nuevo, la autoridad se sustenta en un conjunto de competencias que forman parte del emprendimiento, el liderazgo, la dirección y la gerencia. No se trata de un carisma mágico ni de una predisposición genética. Sin negar la influencia de algunos rasgos del carácter, la autoridad se funda en el aprendizaje, el entrenamiento y la voluntad
Reconozco que si tu aspiración es conseguir autoridad, parece que el camino que te muestro es mucho más difícil y tortuoso que el que te ofrecen los diseñadores de imagen, te exige esfuerzo, sacrificio, cambio, disciplina, compromiso … Pero no hay atajos.
En tu vida te será muy fácil reconocer a las personas que tienen el poder y a las que poseen la autoridad. Realmente, el poder siempre ha estado celoso de quien le ha disputado la autoridad, porque sabe que la autoridad es el «gran poder», el que mueve las palancas de la historia.
Poder y autoridad confluyen en ocasiones, justo en las que florece la vida y se abre paso la prosperidad. Potestas versus Auctoritas, el poder se entrega, la autoridad se gana. La eterna lucha en el corazón de la civilización. En el nuevo tiempo que habitamos, todos tenemos que trabajar y desarrollar nuestra autoridad, independientemente de nuestras aspiraciones, vocaciones o roles sociales.
Adelante!!!
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