Quien experimenta su fuerza telúrica, no es capaz de desconectarse de ella jamás, es el magnetismo de las entrañas de la tierra que al fundirse con los elementos del paisaje crea un espacio emocional que interpela a los cinco sentidos. El campo sosiega y equilibra el espíritu, expande la mente, revela misterios, palpita, siente y se expresa, habla permanentemente a quien entiende sus signos, a quien se sintoniza con él.
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