Plan para una revolución educativa asumible e inmediata.
Necesitamos un nuevo liderazgo político y social que enfrente el cambio radical que necesita nuestro sistema educativo, en cuyo pilar descansa la ética, la moral, la economía, el empleo, la convivencia y el futuro de todos nosotros. Por desgracia, los líderes actuales son demasiado cobardes para enfrentar un reto tan urgente que no puede esperar a mañana o a dentro de dos años.