El liderazgo efectivo exige a la persona ejercer cierto control sobre su mente para modular el torrente permanente de pensamientos, juicios y emociones, que constituyen un factor de alteración y desequilibrio personal y de las relaciones con los demás.
El nuevo liderazgo trabaja para equilibrar emocionalmente a las personas. En los últimos siglos nos hemos empleado a fondo para conseguir un alto nivel de desarrollo material pero a cambio hemos descuidado el mental o espiritual. De esta manera vivimos en sociedades (occidentales) con poco dolor y mucho bienestar físico, pero con un grado de sufrimiento inaceptable. Equilibrar esas funciones es una tarea central en el desarrollo de los nuevos programas de liderazgo que estamos diseñando.
Secuencia mental de una persona corriente, en un día normal en un país ¿desarrollado?
«… El sobresalto de la pesadilla me ha sacado unos minutos antes de la cama, mal empieza el día y lo que mal empieza…. De camino al baño al menos 3 emociones diferentes y negativas me golpean como un martillo… Delante del espejo aprecio estiradas ojeras y una voz interior me dice: problemas de salud, la cara es el espejo… No llevo 20 minutos en pie y mi mente ha sido sacudida por un torbellino de pensamientos más intensos que la realidad… Piensa en positivo hombre!…. He bajado las escaleras y en el trayecto de 20 segundos ha desaparecido el duende bueno y mi cerebro ya me tiene preparada una película que me anuncia mil problemas laborales…. Mientras desayuno, se dan a conocer las grandes catástrofes ocurridas en las últimas horas: ébola, tambores de guerra por doquier, extorsiones, asesinatos y corrupción…. Vuelve el duende, te decía yo que la cosa está muy mal…La radio del coche sigue escupiendo malos augurios que alimentan las tóxicas aguas de mi río interior…. Son las 9 y estoy tan agotado que desearía dar por terminado el día… Paro a tomar un café y los paisanos hablan de la crisis, el paro… Auguran más debacles….Las cosas no están tan mal hombre! Busco argumentos y tengo unos minutos de confort….Vuelve el duende, me llama idiota y me proyecta de nuevo todas las emociones negativas de hoy, ayer y el año pasado….Ya estoy en el trabajo y no sé por dónde empezar, mi mente está agitada, salta de un lado a otro, siento una emoción positiva y al rato otra contraria, una y otra vez, una y otra vez…. Un día y otro, un mes y otro, un año y otro… En esta tormenta, la impronta de una noticia positiva dura lo que una estrella fugaz, mientras que cualquier rumor negativo percute mi cabeza insistentemente…Y todavía le quedan 20 horas a este día…. Necesito parar y resetear, pero no sé cómo, estoy jodido…».
¿Cuántas veces te pasa algo similar a esto? Piénsalo.
…. Así termina un día, y otro, un mes y otro, un año … Al principio asociaba la tempestad a un problema, pero luego el problema que tuve desapareció y mi mente buscó ávidamente otro nuevo para alimentar la cadena ….
Con el tiempo se somatizan las dolencias que acaban dañando el cuerpo: estrés, depresión, enfermedades autoinmunes, cáncer, hipertensión… El sistema de salud pública no da abasto.
…. Tiempo después descubro que esto no era una tormenta local, que no me pasa a mi solo, más bien es un diluvio universal. Mal de muchos…
Hemos avanzado mucho en curar y confortar el cuerpo, con ello hemos ganado terreno al dolor, pero sufrimos demasiado. No puedo decidir que no me duela la pierna, pero sí puedo elegir sufrir menos. El cuerpo y la mente se retroalimentan y no atacamos la fuente del dolor y el sufrimiento, únicamente ponemos parches.
Hemos convertido nuestra mente en una olla a presión en ebullición, debido en parte a que nuestra psique está diseñada así (es turbulenta por naturaleza, venimos con este error de software de fábrica); y a factores externos de una sociedad moderna que somete a un estado de estrés y convulsión global al individuo. Un diseño social imperfecto sobre una base de mentes inquietas crean una tormenta perfecta de sufrimiento colectivo, en muchos casos sobre un colchón de bienestar físico coyuntural e inestable.
Como el ser humano no es una realidad aislada, la mente colectiva funciona como un púlsar emocional. Todos tenemos emociones individuales pero a la vez hay una marea colectiva que nos mueve al unísono. Por eso es tan fácil crear situaciones de pánico o convertir una mentira en verdad universal, o el sufrimiento en un sentir colectivo en el que casi todos permanecemos largos periodos de nuestras breves vidas.
Este es el foco de trabajo principal donde han de emplearse a fondo los líderes del futuro, cuyo primer objetivo es ayudar a las personas a ser felices, trabajando primero en su equilibrio psíquico y emocional, y luego en su desarrollo material. Empezando por apaciguar el torrente frenético de las emociones, las evaluaciones y los juicios que surgen a borbotones en la mente, para transformarlo en un remanso, o al menos en una corriente suave donde encontrar sosiego para poder desenvolvernos y tomar acción.
Desarrollar tu liderazgo comienza por crear una fortaleza interior a través de hábitos saludables para la mente, que te ayuden a amortiguar los efectos del tobogán emocional que te someten a un estado de alerta permanente.
Sufrimos demasiado y sin necesidad. Toma distancia con tus emociones, para en seco de vez en cuando y medita, relativiza, analiza en perspectiva, desconecta de los noticiarios, haz deporte y camina, interpela a tus estados de ánimo desde tu ser interior y aprende a reírte de ellos. La única forma de cambiar tu torrente de emociones negativas es oponerlas a otras positivas, y eso no funciona con alcohol, drogas o medicamentos, sólo lo conseguirás con introspección y trabajo interior. Al final descubrirás que casi todas tus predicciones catastróficas y miedos se disolvieron como azucarillos, y las que ocurrieron no fueron tan terribles. Es más intenso el sufrimiento por el miedo a lo que va a ocurrir que el dolor que deriva de lo acontecido.
Al fin y al cabo me dirás: esto está muy bien pero es muy difícil ¿y tú cómo lo haces?
La primera fase es conocimiento: aprende a mirar en tu interior y visualiza como ocurren los automatismos de tu mente, te exigirá meditación y dedicación a ti mismo a través de largas horas de soledad y reflexión.
La segunda fase es la de distanciamiento: distánciate y toma la postura de un observador de tus pensamientos y emociones, obsérvalas con cierto desdén.
La tercera fase es de oposición: no se trata de que luches contra tus pensamientos y emociones negativas, se trata de que adquieras el automatismo de oponer un pensamiento o emoción positiva cuando aparezca uno negativo.
La solución de un problema hemos de encontrarlo en el mismo plano o realidad de ese problema: si queremos quitar el frío ponemos calor, si queremos eliminar oscuridad ponemos luz. La solución a los problemas de tu mente están dentro de tu mente y bajo ese principio, el plano de acción está en la meditación y la introspección no en los medicamentos o en las drogas. Si tienes enojo opón bondad (nunca venganza), si sientes zozobra pon paz…
Cambia poco a poco las «películas de tu mente», crecerás como líder y entrarás en una nueva dimensión.
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La solución de un problema hemos de encontrarlo en el mismo plano o realidad de ese problema
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