La desconfianza y la envidia son el lodo de la ciénaga donde nos estamos hundiendo.

… Y el Rey, preocupado por la parálisis y la desunión del reino, envió un emisario y le pidió que no regresase hasta traer evidencias sobre las cosas comunes que compartían sus súbditos, con la esperanza de corregir el origen del mal y relanzar la vida del país …

Después de largos años de búsqueda por ciudades y caminos, tabernas y tertulias, entierros y festejos. Después de visitar todos los hogares, volvió a palacio.

Majestad, muchas y diferentes cosas he visto y compartido con las gentes de tu reino, he podido conocer la ilusión, la solidaridad, la voluntad, el esfuerzo… también las celebraciones y ritos en torno a los símbolos, banderas, leyendas, hechos gloriosos, creencias y catecismos.

Pero no tengo buenas noticias; ninguna de las cosas que te he mencionado representa un vínculo asumido y compartido por la mayoría. El elemento que está más presente en todos los hogares del reino no es una idea, una creencia ni una cosa material, es un sentimiento: LA DESCONFIANZA. Majestad, lo que llamas crisis es un estado de ánimo de desconfianza que vive en el corazón de la inmensa mayoría de tu pueblo.

El Rey, conocido el mal, respiró aliviado y se dispuso a redactar una misiva para restaurar y declarar la confianza obligatoria en todo el reino.

¡No lo hagáis Majestad! ¡No funcionará! -Dijo el emisario. El mal es invisible y aunque todos lo padecemos, no queremos aceptarlo y lo negamos. Con toda la corte presente el emisario gritó: ¡Que levante el brazo quien sea desconfiado y envidioso! Nadie lo hizo. Y ahora ¡Que levante el brazo quien conozca a una persona desconfiada y envidiosa! Los brazos levantados cubrieron por completo los tapices del fondo del salón gigantesco.

El Rey quedó impresionado y dio la palabra de nuevo al emisario que así se dirigió a la audiencia: La desconfianza es una consecuencia, en su raíz está la ENVIDIA que es el sentimiento más destructivo que puede albergar el ser humano. La envidia a su vez nace del sentimiento de escasez cuando pienso que los bienes en el universo son escasos y deseo lo que tú tienes. Y se corrige cuando enseñamos a las personas a pensar en grande y actuar en clave de abundancia; cuando pienso que puedo conseguir lo que quiero con mi esfuerzo y trabajando con otros.

Cuando las personas no creemos en nuestras posibilidades envidiamos lo que tienen los demás porque pensamos que nunca podremos lograrlo con nuestro esfuerzo. Se trata de un pensamiento limitante en el que aquel que lo tiene se siente amenazado y desconfía, el que posee guarda, el que carece no cree en poder lograr lo que añora y coge tirria a su dueño… Y esta tupida maraña termina invadiendo todos los espacios sociales, la economía y las relaciones.

El cóctel se retroalimenta en un círculo vicioso que reproduce otros síntomas y dolencias como el miedo, el odio, la culpa, la resignación, la desesperanza y el resentimiento, definiendo el estado de ánimo que afecta al reino.

La ENVIDIA es la falta de confianza en uno mismo para conseguir los sueños que persigue, Majestad.

¿Y qué podemos hacer? -Dijo el rey. A lo que el emisario respondió: mirando cada uno a nuestro interior y descubriendo esas emociones paralizantes, como primer paso para reconocerlas, neutralizarlas y desterrarlas; conscientes de que si permanecemos pusilánimes e indolentes ante ellas, solo nos espera como el cinismo, el nihilismo, la decadencia y el sufrimiento.

DESCONFIANZA y ENVIDIA son el lodo de una ciénaga que amenaza con dejarnos atrapados y paralizados como sociedad, hay que evacuarlo fuera de cada uno de nosotros y del espacio público, trabajando duro para que las personas se atrevan a soñar, promoviendo una cultura que celebre las cosas buenas que pasan en la vida, que aprendamos a alegrarnos de los éxitos ajenos y nos sirvan de estímulo, que nos demos permiso para hacer lo que nos apasiona, que el sistema educativo deje de ser un espacio donde se aparca a las personas y se convierta en una lanzadera para conquistar el futuro…

Finalmente, el emisario nos dejó 3 mensajes para entender la crisis de confianza en la que vivimos y 1 camino para salir de ella.

Mensaje 1: La desconfianza y la envidia nacen de las respuestas que damos a las preguntas trascendentes que nos formulamos como seres humanos.

Mensaje 2: La desconfianza nos está desangrando como sociedad.

Mensaje 3: La desconfianza es la causa de lo que llamamos crisis

1 Camino para salir: Pensar y actuar en grande es la actitud que desactiva la desconfianza y la envidia.

No estamos condenados, podemos salir de la ciénaga, para enrumbarnos a un futuro donde creamos en nuestras posibilidades trabajando juntos.

Adelante!!!

Un comentario en “La desconfianza y la envidia son el lodo de la ciénaga donde nos estamos hundiendo.

  1. Pingback: La envidia. Nuestro pecado capital. | El blog de Juan Carlos Casco

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