Algo estamos haciendo mal cuando el sistema educativo en lugar de cultivar las competencias clave para el desarrollo personal, el emprendimiento y el liderazgo; las está destruyendo. Necesitamos un nuevo liderazgo educativo que se haga cargo de este problema y entienda las necesidades de unos nativos digitales que viven y aprenden de manera diferente.
¡Un niño o una niña de 5 años lo siente!, lo siente y lo piensa, lo piensa y lo dice, lo dice y lo hace…
- Lo hace y te observa, y te escucha, cuando se acerca para darte un abrazo (sin venir a cuento) o cuanto te dice que “no te preocupes”.
- Lo hace y te pone “caritas”, y sus ojos se agrandan, cuando quiere seducirte, cuando quiere enamorarte, cuando quiere conquistarte.
- Lo hace y negocia contigo sobre cuántas “chuches» se puede comer o sobre cuándo comerlas o sobre quién se las tiene que traer (sabe que sus abuelos y abuelas “están ganados”).• Lo hace y colabora con otros cada vez que va al parque, lleva sus juguetes y comienza a divertirse en grupo, sin prejuicios.
- Lo sabe y pide lo que le gusta, lo que necesita, y no quiere “sucedáneos”, lo quiere y lo declara específicamente.
- Lo hace y es nativo digital y se forma, de manera natural, con las herramientas digitales.
Veamos, si con 5 años somos capaces de empatizar, trabajar en equipos y aprender de manera continua; si con 5 años somos capaces de escuchar, generar ofertas, pedir, declarar, comprometer y reclamar; si con 5 años tenemos las competencias reconocidas como las más efectivas para generar valor en la Sociedad, en las empresas y en las organizaciones… ¿qué está pasa
Son varios los expertos en el campo educativo que aseguran que las cifras que arrojan los gobiernos han aumentado significativamente “dando más de lo mismo”, o sea un modelo tradicional que no reconoce al estudiante, ni su contexto y ritmo de aprendizaje, como lo principal a tener en cuenta dentro de un aula de clase.
Por ejemplo, el informe “Construyendo una educación de calidad: un pacto con el futuro de América Latina”, publicado este año por la Fundación Santillana, da cuenta de la realidad que hemos estado viviendo durante los últimos quince años en materia de educación: se han logrado avances importantes en la escolarización pero los niveles de aprendizaje siguen siendo extremadamente bajos, hay altos indicadores de deserción y repetición, y los jóvenes parecen no tener las competencias necesarias que exige el siglo XXI.
Además, la edad adulta de ese niño o esa niña se desarrollará en un entorno tecnológico, en un mundo hiperconectado, en un mundo de cables y conexiones, en un mundo que reside en Internet, podríamos decir que en un mundo software.
El estadounidense Marc Prensky, director de la Global Future Education Foundation, es considerado uno de los más importantes investigadores en el mundo sobre la conexión entre el aprendizaje y la tecnología. Fue él quien acuñó los términos “nativos digitales” e “inmigrantes digitales”.
Esa brecha digital y generacional es la causante de algunos de los problemas del sistema educativo actual, obsoleto para las necesidades y competencias que exige el siglo XXI.
De acuerdo con Prensky, los jóvenes de hoy no pueden aprender como los jóvenes de ayer, por la sencilla razón de que son diferentes, que su cultura ha cambiado y el mundo también lo está haciendo de forma acelerada. Por eso urge que la escuela tradicional incorpore formatos educativos basados en el ocio y el entretenimiento, utilizando las herramientas o el lenguaje que los nativos conocen, disfrutan y descifran con facilidad, para que esa ruptura generacional sea menor.
Bajo este escenario, ¿cómo afectará la no adquisición de estas competencias a los más jóvenes?, ¿qué tipo de ciudadanía creará?, ¿generará personas felices en un entorno globalizado? y, lo más importante, ¿qué responsabilid
Fernanda Jaramillo
CEO de Social&Tech.
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