Resulta vergonzoso y sonrojante el desconocimiento que demuestran nuestros políticos a cerca de cuestiones tan críticas y trascendentes para la cosa pública como el emprendimiento.
No conozco palabra más prostituida que “emprendedor”, más cuando muchos se llenan la boca con ella fruto de cierta moda. Y pocos, muy pocos entienden su verdadero calado y trasfondo.