“Fui como un niño que saltaba al lado del mar y se encontraba a veces una piedrecita brillante, en tanto a mi alrededor el gran océano de la verdad continuaba sin ser descubierto”
Isaac Newton
Hablemos de confianza.
¿Es que podrías convivir con una persona…
- que usualmente te mintiese,
- que no te dijese qué es lo que no le gusta de ti,
- que quedase en hacer algo y se «olvidase» de continuo a hacerlo,
- que rechazase hablar de temas importantes por miedo,
- que no supiese aceptar su vulnerabilidad,
- que fuese propugnando a los demás determinados comportamientos que después no se aplica a sí mismo/misma,
- que su «ahorita» pudiese ser dentro de una semana o un mes,
- que tenga la creencia que todos quieren su mal y se sienta continuamente atacado o perseguido…?
¡Qué difícil se puede hacer la convivencia cuando no tiene lugar en espacios de confianza y entre personas de alta autoconfianza!
En momentos en que la confianza está en niveles mínimos en lo político, en lo económico y en lo social es fundamental ir creando espacios de confianza en nuestras interrelaciones personales y profesionales.
En momentos de cada vez mayor complejidad e incertidumbre, esa necesidad todavía se hace más crítica. La autenticidad genera confianza. Vayamos dejando las máscaras que nos hacen aparecer como conviene que aparezcamos y vayamos apareciendo cada vez más como somos. iYa basta de hipocresía, de poner buena cara a lo que te parece fatal!
Saquemos el coraje que implica ser cada vez más uno mism@.
Pero, la confianza tiene que ser ganada, es a la manera de un crédito que se va consiguiendo en base a nuestros comportamientos y nuestros hábitos.
Si eres una persona que no inspira confianza cada vez te vas a sentir más solo, más sola. Al final quedarás excluido de los diferentes grupos y redes de relación…
La confianza se relaciona con la humildad, con la aceptación de nuestra vulnerabilidad, y la aceptación de nuestro conocimiento limitado que continuamente tiene que ser revisado, actualizado y también, como no, desechado.
Aquí está la piedra angular para la creación de un futuro mejor para todos. El proceso continuo en donde tenemos que estar inmersos de aprender, desaprender, reaprender (ADR)
Para mí, la naturaleza principal de la crisis actual no es la económica sino precisamente la de confianza. Casi nadie confía en casi nadie. Nuestros ámbitos de confianza se reducen cada vez más. Y así no vamos a ninguna parte.
Cuanta menor es la confianza, necesitamos más tiempo para hacer las cosas, cuesta todo mucho más. Ya no es cuestión de que haya que colocar control cuando no hay confianza sino que colocamos un «hipercontrol» que hace que la eficiencia disminuya dramáticamente.
No es cuestión de estar atentos, sino de estar obsesivamente atentos cuando la confianza no existe. Nos vamos aproximando a la paranoia que nos hace desconfiar de todo… y de todos. ¡Lástima!
Y, sin embargo, cuando hay confianza aflorará la creatividad, la innovación, la ética, la libertad, la eficiencia… y disminuirán claramente los miedos que nos inmovilizan.
Y el cambio tiene que partir de nosotros, de cada uno. A veces pretendemos que otras personas confíen en nosotros… y yo suelo preguntar ¿y tú confías en ell@s?
Comencemos confiando si queremos que los otros confíen en nosotros.
El liderazgo exige el confiar en los líderados. Sólo así estos madurarán y se irán haciendo autorresponsables. Y se podrán comprometer.
Cada vez más se demuestra que los humanos somos seres relacionales. Hoy en día es muy difícil subsistir estando aislado. Y el valor de cualquier relación está sustentado en primer lugar por la confianza.
No vale de mucho tener un millón de «amigos» en las redes sociales si no existe un nivel de confianza con ellos.
La conquista de la confianza exige tiempo, atención, disciplina, esfuerzo y compasión. No se construye de la noche a la mañana, pero sí se puede «quemar“ en un instante.
Con frecuencia no valoramos suficientemente el valor que significa: ser una persona confiable.
Es un valor como la salud. Cuando comenzamos a perderla nos damos cuenta del valor que tenía. Cuando la confianza está establecida profundamente puede existir el beneficio de la duda y no ser juzgado estrictamente ante un inadecuada acción.
Tienes un crédito que tienes que alimentar de continuo. Y eso se hace a través de tus actos, hechos, comportamientos. No solo palabras.
Si queremos que las personas se comprometan: se necesita la confianza. Ante un ambiente de no confianza reinarán los miedos, defensas, precauciones… obscurantismo. Una realidad de hipercontrol, no humana.
Tradicionalmente nos han valorado por nuestros conocimientos, después se vio la importancia de las actitudes, como no, la consecución de resultados…
Desde hace veinte años irrumpió con fuerza la inteligencia emocional.
De aquí en adelante lo más valorable será el nivel de confiabilidad de cada uno.
Una relación positiva es una relación que fluye. Que no exige tomar precauciones sobre lo que decir, lo que no decir. En la que se deja hablar al corazón. Y esa relación exige confianza…
El escepticismo y la sospecha crean un ambiente contrario al que produce la confianza. Destruye la motivación la ilusión, el entusiasmo. Hace a las personas unos «viejos».
Un beneficio de la construcción de confianza es que cada uno pueda experimentar lo que tiene dentro, su talento, sin miedos a ser reprobado. Es un antídoto frente al estrés y facilita la ayuda mutua en cualquier relación.
Pero, si todo lo que decimos aquí parece que refuerza la bondad de la confianza, ¿por qué no confiamos más? En muchos casos, las experiencias pasadas nos han hecho sentir el peligro de confiar en otros. Ha implicado un riesgo que tratamos de disminuir en nuestras próximas actuaciones.
Es cierto, el confiar implica un riesgo. Pero, suelo decir en mis conferencias que vivir también es un riesgo… y nos encanta seguir haciéndolo.
Se trata de confiar inteligentemente, lo cual significa analizar cada situación, colocarla en su contexto e ir actualizando el nivel de confianza otorgado.
No se trata de confiar ciegamente. En la mayoría de los casos eso es una estupidez. Para que nos entendamos, una cosa es “delegar” (existe un mínimo control) y otra muy diferente es “abdicar” (confianza ciega).
Frente a la confianza están los miedos. Y esas personas llenas de miedos actúan echando la culpa a otros, escondiendo sus errores, dejando de enfrentarse por lo que creen y por lo correcto, aplazando decisiones, intentando sacar la energía positiva a otros porque la suya la tienen bloqueada por sus miedos.
Y los miedos son los enemigos frontales de nuestros sueños. Y…sin sueños… ¡qué vida más aburrida!
Y son personas que son expertas en ver lo malo, lo negativo de cada situación. Son pesimistas y a veces aparecen como arrogantes, es decir, poseedores de una falsa autoconfianza. Arrogancia que enmascara inseguridades y flaquezas.
Pero, al mismo tiempo que existen esas personas a las que les cuesta decir SÍ, existen otras cuyo problema es precisamente no decir NO cuando tendrían que decirlo, pues saben que no van a poder realizar lo que se le propone.
Y, ¿cuáles son los miedos para no decir NO cuando en realidad es lo que se tendría que decir? Aquí aparecen sentimientos de culpabilidad, miedo a provocar un conflicto, miedo a defraudar, miedo a haber creado expectativas en vano, miedo a ser percibidos con poco poder, miedo a que se perciba como falta de lealtad… miedos, miedos, miedos.
Son tiempos para liberarnos de nuestros miedos, para despertar y creer en el ser humano, un ser no perfecto pero que necesita que se crea en él para desarrollarse y ser más humano.
«Guárdese cada uno de su prójimo, y no confíe en ningún hermano; porque todo hermano obra con engaño, y todo prójimo anda calumniando» .Jeremías 9:4
La fe en el ser humano me exige el llevar la contraria a Jeremías. Creo que al confiar unos en otros seremos cada vez más dignos de confianza.
El nuevo mandato es: CONFÍA. Sin confianza no hay colaboración posible. Sin colaboración no hay ningún camino hacia el nuevo liderazgo.
José Maria Gasalla.
Conferenciante, escritor y profesor de DEUSTO Business School.
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CONFIANZA Y LIDERAZGO. Y quién mejor para hablar de este tema que uno de los mejores expertos mundiales en este tema: José María Gasalla, un maestro de maestros. Todo un lujo tenerte en nuestra tribu. Gracias maestro por iluminar nuestro camino de aprendizaje y crecimiento.
Excelente…Me encanto, lo publique en Twitter. Gracias. esta muy preciso y profundo!
Es muy acertado el tema de la confianza, pero sucede que esta debe de ir acompañada de la sinceridad honestidad y la transparencia y muchos lideres y liderezas todavían están bajo esquemas que no permiten crecer ,asegurando el personal a sus intereses y no al colectivismo a la institución , barrio y/o comunidad donde se desarrollan.
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