«Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras.

Cuida tus palabras porque se volverán actos.

Cuida tus actos porque se volverán costumbres.

Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter.

Cuida tu carácter porque forjará tu destino.

Y tu destino será tu vida.»

Mahatma Gandhi

1. Mente y cuerpo atolondrados

Con frecuencia sentimos que todo alrededor se acelera. Y que nos envuelve en un movimiento que nos desborda. Parece que todo es muy urgente. Parece que todo es imprescindible. Parece que todo y cada situación necesita de nosotros. Y da la sensación de desbordamiento y de no ir llegando a ninguna parte. Y nuestra mente no para de dar vueltas, de marearnos, de producirnos una inquietud por dentro. Y a veces caemos en la ansiedad.

2. Paz interior y bienestar

Y de repente nos damos cuenta que lo que precisamos es una paz interior. Y nos preguntamos si la estamos buscando. Y nos damos cuenta que seguramente necesitamos reordenar necesidades, prioridades vitales. Buscar con qué y con quiénes nos sentimos bien y qué es en realidad lo que nos hace ir sintiéndonos felices. Y descubrimos que tiene mucho que ver con ese bienestar que nos da la paz interior que nos tranquiliza el espíritu. Cuando sentimos esa paz nos da la sensación de estar conectados internamente con el universo y al mismo tiempo estar protegidos en una burbuja de calma.

3. Confiando en nuestra determinación

Sabemos muchas veces lo que nos gustaría y tendría que ser, pero la falta de determinación, la comodidad, la inercia, la vagancia… nos lleva a no crear algo nuevo y distinto, a no esforzarnos, y esta actitud nos lleva a que sigamos en la misma situación. Y todo se trata de una decisión personal, determinarnos a dejar de hacer ciertas cosas, a romper realidades que no queremos, pero que las permitimos, a perder quizás comodidades y a decidirnos a ir buscando lo que realmente queremos. Y tendremos seguramente que reprogramar nuestra vida dejando espacios para recobrar la serenidad, el equilibrio, la visión. Son tiempos para conversar, para dialogar con nosotros mismos sacando nuestro observador allí arriba, y que nos ayude a descubrir qué es lo que nos está pasando interna y externamente. Son tiempos de buscar el silencio. Aislarnos del exterior dejándonos acompañar de nosotros mismos. Y comenzar a trabajar, por lo pronto limpiando nuestros pensamientos negativos, nuestras barreras autolimitantes, nuestras ideas inútiles… Y reconociendo que somos unos afortunados, que seguimos en esta vida, que podemos avanzar en nuestro desarrollo, que sentimos el amor alrededor nuestro.

4. Agradecimiento y generosidad

Potenciando nuestra gratitud, nuestro agradecimiento. Siempre hay cosas y situaciones que agradecer. Agradecer por la vida, agradecer cuando tenemos salud, agradecer la amistad, agradecer el bienestar que te proporciona el aportar a otros. Agradecer en vez de quejarnos. Agradecer por todo lo que tenemos y no quedarnos pensando y dando vueltas sobre lo que nos falta.

Y la generosidad. Todos sabemos que dar es el primer paso para recibir, dando sin esperar nada a cambio es un gran regalo que cada uno se puede hacer. Y, sin embargo, nuestro ego muchas veces se pone en nuestro camino y nos impide esa generosidad. Nos engaña con la excusa de la falsa escasez. No lo permitas, abre tu mente y espíritu a la abundancia.

José Maria Gasalla.

Conferenciante, escritor y profesor de DEUSTO Business School.

www.gasalla.com

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