El manejo de las funciones del lenguaje que te convierten en una persona poderosa.

Conviértete en una persona poderosa manejando las funciones ocultas del lenguaje. El poder es la capacidad que tenemos para que las cosas se hagan. Decimos que una persona es poderosa cuando es capaz de influir en el curso de los acontecimientos para que las cosas ocurran. El poder para hacer (ampliar nuevos horizontes) y abrir posibilidades es una función esencialmente lingüística, una habilidad conversacional, una forma de hablar poderosa que se aprende. Vamos  a ver los 3 momentos en los que se crea la realidad, las 3 funciones del lenguaje, los 2 códigos lingüísticos, los 2 estados estados de ánimo, los 3 ejes conversacionales, y la combinación de todos ellos para hacer de ti una persona con poder.

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3 momentos en los que se crea la realidad: mente-lenguaje-acción.

Dentro de nuestros registros culturales somos ciegos al arte del “hablar poderoso” que es el que desencadena que las cosas se hagan. Toda realidad se construye en 3 momentos: primero ocurre en la mente (se imagina), luego aparece en una conversación (donde prometemos algo y pedimos a otros que hagan algo para nosotros, coordinando acciones), y, finalmente aparece la acción que materializa la creación. Realmente lenguaje/mente son una misma cosa aunque aquí las presentemos de manera disociada, pero el aspecto crucial para la producción de nuevas realidades está en el segundo momento, en la calidad del conversar.

Podemos ser muy buenos imaginando futuros (creativos) y morir sin hacer nada valioso, también tener medios y recursos al alcance y no hacer nada de valor con ellos; pero si somos buenos conversando podemos crear posibilidades y movilizar recursos (producir futuros y materializarlos).

Una nueva forma de ver y practicar el hablar.

Las posibilidades que nos da el hablar de manera efectiva es la herramienta más poderosa que tiene al alcance una persona para cambiar su mundo, el problema es que no sabemos desempeñarnos ni en sus registros más elementales (somos incompetentes en el manejo de conversaciones), como consecuencia, no conferimos importancia al habla y no hacemos uso de esta poderosa herramienta. Detrás del lenguaje visible hay un “lenguaje invisible” y desconocido que es el que vamos a abordar a continuación. Fruto de esta realidad practicamos el hablar como una secuencia sin fin de conversaciones que nos llevan a ninguna parte, utilizando un porcentaje mínimo de sus posibilidades para construir nuestros proyectos vitales y transformar el mundo. Y lo peor de todo, no somos conscientes de los compromisos que surgen al hablar y sus consecuencias para nuestra identidad y posibilidades de futuro, un claro síntoma de que no nos tomamos en serio, sumiéndonos en una peligrosa deriva social de cinismo.

Hasta tal punto es así que llegamos a confundir la buena calidad del habla con las conversaciones y los discursos que escuchamos en televisión o en las tertulias radiofónicas, bucles interminables de juicios (opiniones), descripciones del mundo y artificiosos argumentos para vencer y quedar en ridículo al otro. Hemos denigrado el habla a un “verborrear” estéril, una olla de grillos universal que ha degradado las facultades transformadoras de la palabra.

Toda creación en el universo parte del verbo, de la palabra (primero fue el verbo); todo nace de un acto de pedir o prometer, de una declaración. En algunas cosmogonías, dios inicia el acto creativo mediante un pedido imperativo (hágase), una función que sólo puede hacer “dios” como ente superior causa y efecto de las cosas y llamada recursiva a sí mismo. Por el contrario, los mortales, no tenemos más remedio que pedirnos y prometernos cosas, como fuente de creación de nuestro mundo.

3  funciones básicas y universales que realizamos con el lenguaje.

Con el lenguaje realizamos 3 funciones principales que están presentes en todas las lenguas del mundo: describir el mundo, opinar sobre el mundo y producir acciones. Y es muy importante que desarrollemos maestría en distinguir esas funciones cuando escuchemos conversaciones y cuando hablemos: saber cuándo se está haciendo una descripción, cuándo se está opinando (emitiendo juicios) y cuándo se están diseñando acciones (prometiendo, pidiendo, declarando).

Nuestra efectividad personal dependerá por completo de un correcto equilibrio a la hora de poner en juego y manejar las 3 funciones.

Una orientación para descubrir e identificar las 3 funciones.

Observa la parte de la conversaciones que se dedican a las opiniones (juicios): tiempo que se emplea en el opinar y calidad de ese opinar. Te sorprenderá que casi todo el tiempo lo empleamos en opinar de los demás y del mundo. Además que ese opinar es de baja calidad pues las opiniones que emitimos tienen poco fundamento (no las sostenemos en afirmaciones y juicios fundados): yo creo que… a mí me parece… a lo mejor…

Cuando la conversación se limita a hacer juicios, y estos juicios no nos sirven para tomar decisiones y comprometernos a hacer cosas, se convierte en improductiva y cansina (después de horas seguimos en el mismo punto cada cual encastillado en sus propias opiniones).

Sin embargo las conversaciones sobre juicios (opiniones) son importantes en su justa medida porque nos permiten explorar cursos de acción, siempre cuando aprendamos a hacer juicios que sean fundados.

Puedes analizar esta función escuchando una tertulia radiofónica.

Observa la parte de las conversaciones que se dedican a describir el mundo: verás como ocupa un tiempo menor, comprende conversaciones de la vida cotidiana en las que contamos a otros las cosas que hacemos (estuve allí… hice esto…); otras relacionadas con la exposición de lo que sabemos y conocemos (las partes del cuerpo humano son… su capital es Managua… tiene tantos afluentes…). Al describir el mundo damos cuanta de como son las cosas de acuerdo al observador que somos  y reunimos información para ayudarnos a tomar acción, pero la información y el conocimiento son neutros si no tenemos intención y decisión de hacer algo con ellos.

Las conversaciones que describen la realidad son muy importantes porque si las manejamos correctamente nos sirven para reunir los datos y la información con los que tomar decisiones y actuar. El problema es cuando se convierten en un fin en sí mismas para el recreo de eruditos e intelectuales.

Puedes analizar esta función escuchando las noticias o una clase de un profesor.

Observa la parte de las conversaciones que se dedican a producir acciones y coordinación: descubrirás de lleno el enorme déficit que tenemos en esta función (declaro que voy a hacer esto… prometo hacer esto por ti… te pido que hagas esto a cambio…). En muchas de nuestras conversaciones ni siquiera se hacen presentes los actos de prometer, pedir, declarar; y sin ellos, sencillamente no se abren posibilidades, ni se produce acción, ni valor…

Las conversaciones para producir acción y coordinación son esenciales, sin embargo necesitan de las dos anteriores (en sus dosis correctas) para ser efectivas. El problema es que las conversaciones y reuniones que mantenemos para decidir sobre el futuro y coordinarnos, sencillamente no se producen o ejecutan de manera incorrecta, así mantenemos reuniones para decidir sobre problemas que tienen como resultado la convocatoria de otra reunión para lo mismo, o terminamos una conversación y nos preguntamos sin respuesta ¿qué decisión se tomó? ¿En qué quedamos? ¿Qué tengo que hacer yo?… Y así encallamos nuestras organizaciones y nuestras vidas en una vorágine improductiva.

Puedes analizar esta función viendo las conversaciones que ocurren en un accidente de tráfico o en un incendio.

Observa que la efectividad de las personas y las organizaciones está en el equilibrio de los tiempos y la efectividad que emplean en el dominio de las 3 funciones, así descubrirás que las conversaciones que se concentran en juicios son improductivas, un poco menos las que describen el asunto, y las verdaderamente valiosas son las que producen compromisos, acción y coordinación.

La observación de las 3 funciones no es fácil puesto que las mismas aparecen de manera enmarañada en nuestras conversaciones, sin seguir una secuencia lógica. El objeto último de la observación es que puedas ayudar a mejorar tu desempeño y el de las personas de tu equipo u organización. Para ello podemos servirnos de una guía o protocolo hasta que nos apropiemos de este arte: primero describimos el problema, luego exploramos los cursos de acción (juicios) y finalmente diseñamos la acción y nos coordinamos. Realmente estas funciones están presentes en todas las lenguas del mundo (tienen palabras para ellas), y gracias a ellas hemos podido construir civilización y hacer posible lo que hemos hecho los seres humanos en la Tierra y fuera de ella.

Un protocolo para manejarnos con las 3 funciones para aumentar tu poder (hacer que las cosas ocurran).

Inicia con una descripción del tema o problema, reúne toda la información disponible (descripción), anima a los conversantes a que aporten datos e información.

  • Por ejemplo: decidme cuál es el problema… qué sabemos de él… qué información tenemos…

Abre un espacio para emitir juicios en torno al asunto (problema, enfoque en una solución). Emite y analiza los juicios (opiniones) que estén sustentados en afirmaciones (juicios fundados). Selecciona un número reducido de ellos para tomar acción.

  • Por ejemplo: cómo podemos abordarlo… cómo lo harías tú… vamos a enfocarnos en este curso de acción…

Lleva a cabo las conversaciones para hacer, para la acción y la coordinación. ¡Ahora viene lo importante de verdad! ¡Ahora viene el baile! Ofrécete y promete hacer algo, pide a otros que hagan cosas, haz una declaración, realiza una oferta.

  • Por ejemplo: yo me ofrezco a hacer esta cosa para vosotros… a cambio a ti te pido que hagas esto… y a ti esto otro…. y ahora, manos a la obra, nos vemos en una semana…

Como norma general: comienza la conversación por la descripción del problema y reúne la Información crítica, no pretendas obtenerla toda porque ahí puede morir la conversación en la necesidad de reunir toda la información para tener el control total y anular la incertidumbre (una misión imposible). Luego abre el espacio para los juicios (opiniones), teniendo en cuenta que este paso tiende a eternizarse y arruinar  la conversación y el proyecto, quédate con un número reducido de ellos para plantear un curso de acción. Finalmente organiza las promesas y pedidos para que ese curso de acción se materialice (coordina a la gente desde la declaración, las promesas y los pedidos).

2 códigos lingüísticos: códigos elaborados y códigos restringidos. Decide habitar el lado poderoso del lenguaje.

Bernstein descubrió que el lenguaje está diseñado para ser habitado en torno a 2 códigos que determinan la efectividad y el desempeño humano: personas que piensan y hablan en un código elaborado y otras que lo hacen en un código restringido. El lenguaje tiene un lado poderoso (código elaborado) que es precisamente el que genera horizontes de posibilidades, y por ende, abundancia y riqueza (material e inmaterial). De otro lado, el diseño (consciente o inconsciente) de nuestra sociedad por parte del poder, ha establecido una cultura del hablar pobre basado en la descripción del mundo y la opinión que arruina nuestras posibilidades de crear abundancia y riqueza (código restringido), un movimiento que reproduce nuestro sistema educativo a través de unas pedagogías invisibles y determina un ordenamiento social y económico basado en la injusticia: quien aprende un lenguaje poderoso se abre al espacio de la creación de valor y riqueza (código elaborado), y a quien le educan en un código restringido (escuela pública) le echan el cerrojo a las posibilidades para ser protagonista y constructor del futuro.

Cuando habitamos el lado poderoso del lenguaje (código  elaborado), que se sustenta en  la apertura de posibilidades, en el entendimiento del ser humano cómo ser inacabado, abierto al aprendizaje, al emprendimiento y al liderazgo; desde el manejo de las funciones de la descripción de la realidad como forma de conocerla, los juicios como apoyo para trazar nuestros cursos de acción y la producción de acciones y coordinación de las mismas como forma de crear la realidad; estamos abriendo las compuertas para la transformación humana a través de la apropiación de un estilo poderoso de conversar.

2 estados de ánimo esenciales: veo posibilidades para mí y no veo posibilidades para mí.

Vamos a ver como desde un estilo de conversar poderoso basado en el manejo correcto de las 3 funciones del lenguaje y los 2 códigos lingüísticos, creamos una nueva emocionalidad.

No voy a entrar en el detalle de las emociones, su número y rango; tampoco en los diferentes estados de ánimo que desencadenan, eso será motivo de otro artículo. Lo que me interesa es que te apropies del poder que te trae a la mano el manejo de las 3 funciones del lenguaje y los 2 códigos lingüísticos para diseñar estados de ánimo y transformar el mundo.

Fernando Flores que es el mayor experto y referente en la ontología del lenguaje, viene a establecer 2 estados de animo elementales: el estado de ánimo donde veo posibilidades de futuro para mí y el estado de ánimo donde no veo posibilidades para mí.

Diseñar estados de ánimo positivos, que en definitiva es la creación de los espacios para que las cosas ocurran, se sustenta sobre la maestría en el uso de las 3 funciones universales del lenguaje y los 2 códigos lingüísticos ¿Te parece poco la posibilidad de utilizar toda la potencia creadora del universo en tus palabras?

Así, cuando aprendo a hablar en grande (código elaborado): Puedo cambiar … Puedo aprender … Las circunstancias no son buenas pero juntos podemos cambiarlas… Juntos podemos crear abundancia … Juntos podemos hacer una diferencia … Otros en peores condiciones lo hicieron posible…. Intentémoslo una vez más …. Quien no arriesga no gana … Probemos nuevas cosas… Soy responsable de mis actos … Cuando me equivoco lo vuelvo a intentar y aprendo … Dejemos los caminos transitados y exploremos otros nuevos….

Y abandono mi forma de hablar pobre (código restringido): Yo soy así … La vida está mal y puede ir a peor… Los otros tienen la culpa de lo que a mí me pasa…. No tengo suerte como otros …. Con la crisis que hay poco se puede hacer …. Mejor esperar a que cambie el gobierno …. Nuestra vida está dirigida por otros … Aquí cada uno va a lo suyo …. Mejor hacerlo solo …. Más vale pájaro en mano que ciento volando … Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer …. Todo está inventado y ahora viene ese a descubrir América … Mejor transitar caminos conocidos ….

Y demás me manejo con maestría en el uso de las 3 funciones del lenguaje para abrir horizontes y traer a la mano nuevos futuros, empiezo a abandonar el estado de ánimo donde no veo posibilidades para mí y a habitar el espacio emocional donde veo posibilidades para mí (cambio mi emocionalidad, la de mi equipo, empresa, organización). Una vez más observamos como lenguaje y emocionalidad están unidos (son la misma cosa), una visión del ser humano como cuerpo, lenguaje y emociones lanzado a la transformación y al devenir. Por contraposición a la metafísica del ser humano como realidad acabada, eterna e inmutable.

3 ejes conversacionales de la persona: trasladar las 3 funciones universales del lenguaje a los 3 ejes conversacionales de la persona.

Decía Martin Buber que el ser humano es dialógico (se constituye como tal en el conversar), un conversar que transcurre en torno a 3 ejes conversacionales: las conversaciones que mantengo conmigo mismo, con la voz interior (que es con más tiempo hablo), donde retumban con fuerza las conversaciones del código elaborado o restringido; las conversaciones que mantengo con otras personas donde se manifiesta el manejo de las 3 funciones del lenguaje y mi habitar en el código elaborado o el restringido; y las conversaciones que mantengo con el misterio de la vida (para algunos el universo, dios…).

Al final, dependiendo de cómo me hablo a mí mismo, a los demás y con el misterio de la vida es causa y efecto de mi disciplina y maestría personal en el manejo del lenguaje.

Las 3 funciones del lenguaje y los 2 códigos lingüísticos, condicionan por completo los 3 ejes conversacionales; y todos ellos a la vez configuran los estados de ánimo (2). Esta exposición es una forma de organizar los fenómenos para tu comprensión y aprendizaje (entrenamiento y apropiación), no se trata de la explicación mecanicista de cómo se combinan lenguaje-emociones-acción, pues estamos en un entendimiento holístico que rompe con la lógica cartesiana del funcionamiento del mundo.

Modelo 6-9. (6 Dominios 9 Niveles de excelencia): la metodología para trabajar las 3 funciones, los 2 códigos, los 2 estados de ánimo y los 3 ejes conversacionales.

Todo ello lo trabajamos con gobiernos y organizaciones utilizando el Modelo 6-9 para conducir a las personas a su más alto desempeño.

celula

Analiza el mundo y las creaciones humanas, todas ellas han nacido de unas conversaciones donde se conjugaron información, juicios, acción y coordinación; sustentadas en una forma poderosa del lenguaje y la creación de espacios emocionales de posibilidades. También este futuro que está ocurriendo aquí nació gracias a una conversación de hace muchos años entre mi padre y mi madre, si no tú ahora no estarías leyendo este texto ni yo estaría en el mundo, el futuro lo cambió esa conversación, igual que todos los futuros, igual que todas las vidas, igual que todas las creaciones humanas. La vida, una aventura maravillosa que inventamos conversando.

Y para empezar a construir aventuras y realidades maravillosas, podemos ser conscientes de como se desencadenan, eso supone poner en práctica todos los aspectos que hemos abordado en este artículo y sobre todo, tomarnos en serio cuando conversamos y hacernos cargo de los compromisos y responsabilidades que surgen al hablar, también tomar una postura comprometida y proactiva con el mundo; para luego aprender las sensibilidades y competencias que hay que poner en juego.

Si lo haces puedes llegar a ser una persona poderosa. Nosotros podemos ayudarte desde el MODELO 6-9.

No hay tiempo que perder.

Adelante!!!

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2 comentarios en “El manejo de las funciones del lenguaje que te convierten en una persona poderosa.

  1. Pingback: Una Guía con 62 herramientas para el profesor del siglo XXI. | El blog de Juan Carlos Casco

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